Diez años después
Bosnia - Herzegovina es un país montañoso situado en la Península de los Balcanes, en el sudeste de Europa, bordeando el mar Adriático y Croacia.
Sarajevo es la capital del país, y está situada en un agradable valle rodeado de montañas, bañado por el río Miljacka, con una docena de puentes que lo cruzan. Curiosamente en esta ciudad se perpetró, el 28 de junio de 1914, el asesinato de los herederos de la monarquía austrohúngara, hecho que motivó el estallido de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1984 Sarajevo albergó con orgullo la sede de los Juegos Olímpicos de invierno. Pero el 4 de abril de 1992 se convirtió en el epicentro de una de las contiendas más sangrientas que Europa haya sufrido: la guerra de los Balcanes. Durante 1395 días la ciudad estuvo sitiada, sufriendo una media de 300 impactos de misil diarios, y arrojando unas cifras finales de 12.000 muertos y 50.000 desaparecidos.
Una década depués, y a pesar de que la capital bosnia intenta recuperar la normalidad, la mayoría de sus fachadas conservan las cicatrices de los disparos, los rostros de sus habitantes confirman que no olvidarán el trauma de la guerra, ya que muy pocos se libran de no tener alguna víctima a quién llorar, y los niños juegan al escondite entre las más de 12.000 tumbas que desde entonces forman parte del paisaje urbano, improvisadas en calles, parques y solares abandonados, todas con fechas de fallecimiento entre 1992 y 1996.
Saludos de Xan McTouc, desde Sarajevo, Bosnia - Noviembre 10, 2007