Ancla, timón, vigía...

Vacío, soledad, dolor, desamparo... Fue un nueve de septiembre del año treintaisiete del siglo XX, cuando se cometieron muchos crímenes de lesa humanidad, sí, muchos crímenes de más, muchos crímenes absurdos, mas un crimen de más, contra mi...
¡Aita...! Aita allí estaba... Con sus cuatro apellidos estaba... Allí en la mitad de la lista estaba... En la lista de sacrificios de la orden del día estaba... Sí, allí estaba el nombre, pero el hombre ya no estaba... A las dos de la mañana, para no alertar al gallo de la aurora, les llevaron... Sí, a los dieciocho los llevaron, Y toda su sangre vertieron en la tierra, Les asesinaron... Y allá quedó Aita, En la soledad de la nada, abandonado... Huérfana me dejaron, Los cobardes... Ancla, timón, vigía, Todo me lo han quitado, Los cobardes... Con una bala asesina han asolado mi mundo, Han destrozado mi gozo, Mi paz, mi alegría han borrado... Yó luto no llevaba, y protestaron, las urracas... No preguntaron si dolor sentía, Solo se fijaron en que luto no llevaba... ¡Oh Dios!, Que vacío el mundo siento, sin mi... ¡...Aita!
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